viernes, 18 de abril de 2008

MI SOMBRA


Al principio no me daba cuenta, estaba demasiado ofuscada, demasiado herida, inmersa en un mar de emociones nunca antes sentidas; pero ya intuía el camino del laberinto, oscuro, tenebroso, frío y vacío por donde debía moverme en el tiempo. Tratar de centrar el pensamiento en cosas cotidianas, imponer al cerebro disciplina para que no se pierda, ¿por cuánto tiempo? Quizás para siempre, y por fin aceptar, hacer un pacto con el monstruo que allí habita para que no me devore.

Salir al bosque y adentrarme muy profundo, buscando hadas y duendes entre el musgo. Y oír el agua. ¡Oh, sí! de eso se trata, la locura acecha a cada instante, pero yo persisto, tareas cotidianas, trabajo duro, cuidar la casa, rendirme y poder dormir sin tóxicos.

Los primeros días amanecía deseando la noche, el momento de cerrar los ojos y soñar, él venía y viene cada noche desde entonces, quizás por el poema que escribí sobre el mármol blanco:
- Los dos llevamos el peso de una negra y corta despedida,
¿Porqué lloras? Dame tu mano.
Promete regresar a mis sueños.
Somos una montaña frente a otra…
No volveré a encontrarme contigo en este mundo.
Sólo si me enviaras besos a medianoche con las estrellas.

¡Y triunfó el sortilegio! el conjuro estaba hecho, las constelaciones se apoderaron de mi alma y concedieron el deseo. El vacío de los días culmina cada noche en aventuras con Morfeo. Durante el día, sobrevivo imagino dónde me llevará esa noche. Han pasado casi dos años y permanece fiel a cada encuentro. Una pátina gris cubrió mis ojos aquel día de abril, pero las noches me han mostrado un lado oculto, hermoso, de colores e incluso aromas intensos; volamos juntos por encima de montañas azules, sobre bosques de una vegetación exuberante jamás vista.

Sin levantar la cabeza de la almohada, me lleva a lugares donde nunca fuimos, nadamos en mares no descubiertos, su abrazo es tan intenso, que cuando abro los ojos porque amanece, su piel palpita aún sobre mi pecho, y es mío como jamás lo fue. Porque ya sólo existe la nada entre él y yo.

Antes no sabía apreciarlo, estaba como ausente, pero ya hace algún tiempo que noto un leve roce, un tibio aliento en la nuca mientras camino. Y hasta algunas veces siento cierto peso en la espalda cuando me acuesto, en el lugar vacío.

¿Será que ha vuelto? después de recorrer el universo, del viaje astral sin retorno. Sé que es mi sombra, viene conmigo, quiero creerlo…
© Pepa Benítez, 2008
Imagen: © Jesús Benítez

3 comentarios:

Unknown dijo...

sigue escribiendo
este primero es precioso

Unknown dijo...

Ama y siente como si fuese el último dia, al final del camino siempre hay luz para los que quieren ver...

pib dijo...

Muy muy bonito!
Por favor no dejes de escribir
Besos